jueves, 26 de mayo de 2011

Daniel Moyano, "el contador de cuentos", por Mario Benedetti

Al narrador británico Roberto Louls Stevenson le gustaba que los indígenas de Samoa lo llamaran Tusitala, "el contador de cuentos". Al parecer, deslumbraba a su auditorio analfabeto narrándole historias, que a menudo no pasaban de la condición oral. No todos los grandes cuentistas han sido, además, "contadores de cuentos", pero en el Río de la Plata hay por lo menos dos nombres que podrían ostentar con honor el membrete de Tusitala. Me refiero al uruguayo Francisco Espínola (1901-1973) y al argentino Daniel Moyano, nacido en 1930 y recientemente fallecido en Madrid. Ambos podían narrar una y otra vez la misma historia, con infinitas variantes, y mantener siempre fascinados a sus oyentes. No siempre esos relatos pasaban al lenguaje escrito, tal vez porque algunos de ellos, desprovistos del estupendo apoyo oral del narrador, perdían parte de su eficacia. Moyano, sin embargo, cuando llegaba a publicar lo que había narrado de viva voz, sabía mantener la capacidad seductora de la historia.Nacido en Buenos Aires, pero afincado desde muy joven primero en Córdoba y luego en La Rioja, Moyano se consideró siempre. un escritor de provincia, y allí, hasta que la dictadura lo arrancó de cuajo, desenvolvió su vida de músico y su vocación de escritor.
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  • El trino del diablo y otras modulaciones, de Daniel Moyano, en Tropo Editores, donde he encontrado la referencia a la nota de Benedetti

jueves, 19 de mayo de 2011

'La zorra y el cuervo', en el folk de Ougenweide (antiguo alemán)




Ein vuhs zuo einem rappen sprach
der hoch uf einem boume saz
und truoc ein kaese in sinem snabel
her rappe, ir sint gar kluoc.
So schönen vogel ich nie gesach,
nie lerche noch galander baz
gesang dan ir sus ich niht zabel,
ich horte es gerne gnouc.
Der rappe dur den valschen pris
mit luter stimme im sinen sanc erborte.
des viel der kaese im underz ris
in krift der vuhs, den sanc er gerne horte.
Sus gent guot toerscher herren vil
dur valschez lop, dur smeichen liegen triegen
wol fougt den affen toren spil,
ez gent die narren gerne ir guot den giegen. 

lunes, 2 de mayo de 2011

Presentación de '101 pulgas'

Presentación de las 101 pulgas

El martes 3 de mayo, a las 19,00 en la Casa de la Cultura de Azuqueca de Henares (y el miércoles 4 de mayo a las 19,30 en la FLLIC de Cuenca), se presentará el libro 101 pulgas, escrito por Paula Carballeira, Pablo Albo, Pep Bruno, Pepe Maestro y Félix Albo, de la editorial Palabras del Candil. Este libro es la reiteración de la propuesta que presentaba 99 pulgas, un libro escrito por tres de estos autores en el que había 99 cuentos breves.

En esta ocasión, cada autor ha escrito veinte cuentos breves, brevísimos en algunos casos, intensos, divertidos, deliciosos, sorprendentes, tiernos, fieros, agudos, ingenuos, sencillos... y picosos, siempre picosos: cuentos que pican y a los que hay que volver una y otra vez (porque el comer y el rascar, todo es empezar).

La ilustración de cubierta es de Mariona Cabassa, magistral, como siempre. Y el prólogo es otro regalo excepcional, un prólogo-pulga (de ahí el 101 del título) escrito por Charo Pita y que dejamos aquí como muestra para ir abriendo boca.


PRÓLOGO A LAS 101 PULGAS, de Charo Pita

Mientras su discípulo consultaba los tomos más gruesos de las enciclopedias y meditaba sobre lo escrito, el maestro se sentaba frente a una cabaña leyendo y releyendo una pequeña historia que alguien había garabateado en uno de sus muros.

--Maestro, le reprochó un día el discípulo. Habiendo en el mundo tantos libros hermosos y profundos ¿qué hacéis ahí sentado, recitando una y otra vez esa historia escrita en una simple frase?

Sin apartar la vista de la pared, el maestro le respondió:

--Observo que prefieres el elefante a la pulga.

Pensando que el maestro lo estaba poniendo a prueba, el discípulo no dudó en replicar:

--Naturalmente. Me gusta salir de vez en cuando a la selva para admirarlo. El elefante es el rey de los animales, poderoso, fuerte, hermoso…

--Y tan pesado que puede aplastarte, añadió el maestro. Hubo un tiempo en que disfruté del elefante, pero ahora prefiero la pulga. Es la reina de lo conciso. En su pequeño cuerpo reúne el poder, la fuerza y la hermosura del elefante. Además, no tienes que salir a buscarla, ella te encuentra en cualquier parte y una vez que te encuentra…

En ese preciso instante, el discípulo se levantó de un salto y comenzó a

sacudirse la ropa.

--¡Maestro!¡Maestro!, gritó. ¡Una pulga! ¡Me pica!

--Pues ráscate, hijo, le recomendó el maestro al tiempo que se ponía en

pie. Ráscate como yo me rasco.

Y así, sin decirse ni una palabra más, desaparecieron sendero arriba: el discípulo despellejándose el cuerpo con las uñas; el maestro murmurando una y otra vez la historia escrita en la pared.

Cada uno rascándose su pulga.

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