viernes, 1 de julio de 2011

Cunqueiro y la tradición oral

... junto a esas primeras lecturas, pervivió en Cunqueiro otra llama sagrada, esencial para entender su devoción por las fábulas sin edad. Halló esa concordia entre narración precisa y tiempo abolido en la tradición oral gallega, que jamás abandonó sus oídos. Lo dijo él de viva voz, como convenía al recuerdo evocado, y es difícil hacerle mejor aprecio a la palabra heredada y a la ceremonia del fuego ensimismado, que esta confesión de don Álvaro:
Yo narro como he oído narrar. Y así como un pintor francés del pasado siglo descubrió la postura del sembrador, me parece a mí que he descubierto la postura del narrador, sentado en la noche invernal al amor del fuego en la cocina antigua, hablando más para el fuego que para los otros oyentes. En mi país se cree que nada le gusta más al animal llamado fuego que el escuchar una buena historia. Se le ve avivarse, alargar las llamas y batir unas contra otras como si aplaudiese.

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